“una despedida nunca es un adiós para siempre mientras sea capaz de recordarte”
Que tristes son las despedidas. Que nostalgia cuando alguien se va o eres tú el que abandona. El recuerdo queda difuminado por el deterioro de los sentidos, ya no recuerdas su olor, ni el calor de su piel, ni cómo era el tono de su voz a no ser que vuelvas a escucharlo, ni siquiera recuerdas una imagen exacta de cómo era su boca, ni sus ojos… todo recuerdo empieza a ser difuso, sin embargo, recuerdas cuales fueron las últimas palabras, todo lo que dijo e hizo antes de marcharse, recuerdas cuando estabais juntos, cuando erais uno siendo dos y no paras de preguntarte, por lo menos yo, ¿Qué tan grave ha tenido que pasar para que la vida me obligue a conservarte en el recuerdo? ¿Qué hice mal o en qué fallamos? Aún siento lo que sentía entonces pese a todo, aún siento cuando me mirabas y me acercabas a tu piel para bailar, siento como me temblaban las piernas con esa mirada de complicidad, recuerdo mi cara, lo feliz que era cuando tú estabas, recuerdo tantas cosas y sin embargo, no te recuerdo así…
No recuerdo que no lucharas firmemente por lo que sentías, no recuerdo un hombre que no demostrara sus palabras… me hiciste sentir diferente, me hiciste sentir que era única entre todas, que conmigo, era especial. Sin embargo, hiciste de ti lo peor para mí. Te hinchaste de oír y creer sin ver, de falacias que llenaron tu mente hacia mi persona. Tú me conocías a mí y sin embargo, cuando te fuiste pensé que nunca te había conocido realmente. Te has convertido en mi fantasma. Es cierto que no recuerdo tu olor, ni como era tu mirada, pero recuerdo tus palabras haciéndome elegir, chantajeándome. Y así fue, cerré los ojos, escuché lo que sentía y actué en consecuencia. Y si ahora recuerdo tu cara, es porque el destino me obliga a recordarla cada noche.
 “La persona que te hace elegir siempre es una mala elección”
Que seas feliz en tu nuevo camino sin mi recuerdo, yo conservaré el tuyo como lección.