¿Es lícito guardarse el dolor para uno mismo? No paro de preguntármelo. No compartirlo con lo que están a nuestro lado cada día… es que acaso, ¿dolor compartido es igual a menos dolor?
Me llaman egoísta por guardarlo para mí cuando creo, sinceramente, que les estoy haciendo un gran favor.
Pido consejo cuando mi gps deja de funcionar y tengo el mapa del revés. No es que crea que nada de lo que digas no pueda ayudarme, simplemente, y al fin y al cabo, la que tiene que actuar soy yo, y, en consecuencia, es a mí a la que le van a suceder las cosas. Sin embargo, y muy a tu favor, soy la primera que quiero compartir contigo cada una de tus penas y alegrías, de tus lágrimas y tus sonrisas. No quiero que ni un solo segundo te sientas como yo, que la cama deje de ser tu lugar de placer y descanso y se convierta en un cajón de malas penas y lágrimas secas, que abraces la almohada para dormir y no con odio o impotencia. Que cierres los ojos cada noche con la sensación no haber dejado nada por hacer y, que todo lo hecho, esté hecho con cabeza. No quiero que te fustigues cada mañana o que no seas capaz de perdonarte a ti misma algo que ni siquiera es malo, que no es un delito, que no está penado.
La inocencia es una virtud en muchos casos. Saber de todo, no significa saberlo todo. Admirar alguien por lo que sabe, y disfrutar de una charla durante horas escuchándole hablar sobre algo que te gusta y que tú aun no sabias. Rodéate de gente con la que no tengas temor a hablar, con la que no necesite que cambies nada de lo que eres. Que no te impida crecer o te imponga saber, que te enseñe y te acompañe mientras que lo haces. No importa que digas cosas sin pensar, implica naturalidad y transparencia como si estuvieras mostrando al mundo todo lo que corre sin sentido por tu cabeza. Y recuerda siempre, que más sabe el que calla que el que habla por aparentar. Que la experiencia es conocimiento, si. Pero solo se aprende viviendo. Y para aprender lo que está mal primero hay que ser consciente de haber fallado.
No olvides querer, incluso disfrutar sin sentimiento, porque es la única manera de amar intensamente. De no confundir, cariño y amistad, querer y capricho, entretenimiento y feeling, soledad y obsesión…
Mantén siempre dos dedos en la frente, porque algún día en alguna situación pueden convertirse en una palma de una mano dándote chopitos sin sentido repitiendo varias veces por qué pasó y cómo pudiste hacerlo. No importa que te arrepientas, no es una caída, es una lección. Y cuando no sepas dónde ir o qué hacer, cuando los consejos se conviertan en comentarios enfrentados, recuerda que la persona con más experiencia también se ha equivocado. Aíslate, escúchate, disfruta del silencio y de la nada, escribe, grita, llora, pero nunca, nunca, te sientes a esperar o te quedes estancada. Porque hasta la hormiga más pequeña sigue andando aunque lluevan mareas…
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