Pienso que todo tiene una explicación, más allá de nuestra noción, de lo que nosotros creemos. Por eso consultamos nuestros “problemas” a otra gente, porque tienen una opinión distinta, otros puntos de vista.
Me sorprende de lo que somos capaces, del empeño que le ponemos a negarnos lo evidente. La manera en la que lo prohibido nos atrapa. De cómo intentamos razonar lo que ni siquiera somos capaces de describir. Me impacta lo valiente que nos creemos por jugar a un juego del que no nos sabemos las reglas. Lo inmunes que nos sentimos ante el fuego que nos quema.
Me gusta porque todos hacemos lo mismo, y sin embargo, no somos nada de lo que decimos ser. Somos la sombra de algo que nos gustaría, de ideales y representaciones falsas que no concuerdan con la realidad. La coraza de cualquier sentimiento al que intentamos manipular inútilmente.
Resulta que no hay persona débil, que todos tenemos claro quién somos, de dónde venimos y a donde vamos, lo que queremos y lo que detestamos, y lo que es aún peor, creemos tener las razones y argumentos acertados para defender lo indefendible.
Somos como una prenda de vestir, un abrigo que aparenta, una marca que representa, unos tacones que realzan… y que en soledad, en compañía que uno mismo, dejan al descubierto la verdad – o la mentira quizá – La frontera entre lo que vendemos y lo que somos, cómo nos vemos y cómo luchamos para que nos vean.
Me encantaría ver a los fuertes “desnudos”, a los que tienen las cosas claras y creen saber lo que son, a los que dicen “ser lo que ves”, a los que dan lecciones que no se aplican, a los que venden lo que no son, a los que llevan la “prenda” más cara tapando el corazón más débil…
Estoy harta de verdades absolutas, de obviedades que no lo son, de cosas claras inestables, de corazas abiertas, de muros caídos, de dioses ficticios, de mitos sobrevalorados…

¿Dónde están los corazones blandos? ¿Los que no tienes miedo a sentir, a mostrar debilidad? ¿Los que temen a la muerte por las ganas de vivir? ¿Dónde están los que piden lo que dan? ¿Los que demuestran lealtad sin venderla? ¿Los que conversan con la mirada, los gestos, las caricias?

Dónde están todos aquellos que un día fueron fuego y que hoy, hoy son duro hielo por el puto miedo…