Llevo un tiempo viendo a muchos instagramers que con la proximidad de San Valentín están publicando encuestas a sus seguidores con preguntas como… ¿qué es el amor? ¿Qué es lo que más te gusta de tu pareja? …. Y la verdad es que me he quedado bastante sorprendida con las respuestas, quizás con la edad o quizás con la experiencia me siento bastante hater de la palabra amor en lo que a todo lo bonito se refiere… Es una palabra que abarca tanto que no creo que se pueda hablar de ella en esencia desde un cuestionario de Instagram. También es verdad, que ahora estamos aprendiendo a competir en explicar lo que sea en pocos caracteres pero conceptos como el amor, la vida, la pena, la tristeza… son mucho más que una palabra.
Volviendo al tema que nos tiene enredados esta semana, la unión de hilos rojos y corazones, puedo llegar a admitir que he sentido el amor algunas veces, siempre me encanta decir que existen tantos tipos de amor como parejas haya en el mundo. Porque el amor es algo de dos, es un contrato no escrito entre dos personas que sienten lo mismo entre ellas, y no hablo de sexo (que también) sino de un puzzle perfecto. Una esfera perfecta formada por el yin y el yang en sus formas y colores opuestos perfectamente complementados.
Y ahora enserio, no puedo hablar de amor sin hablar de magia, porque la magia del amor, algo que no se puede ver ni tocar pero que existe, es lo que une a esas dos personas cuando la intensidad baja, cuando la emoción no es la misma que al principio, cuando no hay tantos regalos, ni cenas, ni sexo desenfrenado, cuando las mariposas del estómago andan dormidas y cuando comienza la rutina.
El amor son broncas absurdas y manías, gestos que un día te enamoraron y de repente te empiezan a molestar sin darte cuenta, es ver más allá de unas arrugas y unas bragas feas, es un día entero sin hablar y sin recordar el por qué….Pero sin ninguna duda, el amor, para mi y no para otros, es ponerle los pies fríos en la espalda y que no se queje, que me mire cuando estamos enfadados y nos entre la risa, que me persiga por el pasillo con la luz apagada para hacerme cosquillas, que no se canse nunca de luchar contra mi orgullo…
La pregunta no es ¿qué es el amor? sino qué de bueno hay en los momentos malos por los que pasa el amor para que sigas manteniendo el fuego encendido.
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